Lejos del ideal de armonía, paz y felicidad que esperamos, sabemos que los conflictos, crisis y desavenencias, son experiencias, naturales y normales en toda pareja. Muchas veces, la pareja es capaz de resolverlas por sí mismo llegando a un nuevo equilibrio común, más armónico, mientras en otros casos, sus miembros se quedan empantanados en ellos; teniendo el doble sufrimiento de vivir en una relación desgastada y la sensación de impotencia de no poder llegar a una solución satisfactoria.
Es en estos casos, en los que es conveniente realizar una terapia de pareja, donde poder re-establecer la comunicación perdida y/o encontrar nuevas formas de comunicarse, ya que los problemas de la comunicación son uno de los escollos básicos, que impiden la resolución de los conflictos y mantienen ciertas necesidades emocionales, o de otra índole, no satisfechas.
Otro aspecto importante es que los conflictos que emergen en una pareja están basados en la historia anterior de cada uno de sus miembros: emergen viejas situaciones no concluidas, dolores, miedos y otras experiencias personales que hacen más sensibles a las personas, y por lo tanto, con mayor necesidad de defenderse una de la otra, lo que a su vez acrecienta el conflicto.
Cada persona trae a la pareja sus propias ideas, modelos, hábitos, que no son siempre compatibles con las del otro u otra. Se empieza en general una especie de «lucha de poder», donde cada uno quiere «cambiar» al otro. La falta de aceptación refuerza la sensación de desencuentro.
Partimos de la base de que no hay una única forma de estar en pareja; cada una es un mundo en sí misma que puede examinar y encontrar sus propios modos de relacionarse, sus propios valores y formas de funcionamiento, los que mejor le sienten a ambos miembros.
Así, los conflictos de la pareja pueden ser una oportunidad de crecer y desarrollarse, siempre y cuando, las personas estén dispuestas a mirar hacia adentro, asumir responsabilidad por lo propio y poder ver y aceptar mejor a su compañero/a. Cuando la meta pasa a ser «conocerse mejor a sí mismo y al otro» y descubrir aspectos en los que es necesario crecer, en vez de buscar «tener la razón», la terapia de pareja puede aportar en estos casos valiosos elementos para el crecimiento personal y de la pareja.
Lic. en Psic. Ter. Gest. María Fernández